Duygu Karaman, una mujer que llevaba más de una década trabajando como azafata para diferentes aerolíneas, declaró que fue forzada a tomar la difícil decisión de renunciar después de pasar los últimos tres años de su vida siendo presionada por sus jefes para bajar de peso.
La nativa de Buckinghamshire, en Reino Unido, dijo que la aerolínea para la que trabajaba le aseguró que era demasiado pesada para su puesto después de que una de sus compañeras la reportara, agregando que ella y todas las demás sufrían de descuentos en sus salarios si subían de peso.
“No me dijeron quién me había reportado, pero me pesaron y me dijeron que llevaban un control. Como pesaba dos kilos más, me metieron en un programa de control de peso. Definitivamente, no está bien. Estuve mal por mucho tiempo, perdí mi seguridad. Los dos o tres kilos que había subido no me detenían de hacer bien mi trabajo”.
Karaman declaró que siempre le recordaban que debía mantener cierto peso. Además, era sometida a varios chequeos antes de cada vuelo. Todo esto pasó incluso cuando no había sido mencionado o especificado en su contrato antes de entrar a la aerolínea:
“Tenía que entrar a un cuarto y ser revisada. Intentaba mantenerme en el mismo peso exacto, pero algunas veces llegaba a subir dos o tres kilos. Me sentía horrible. Cuando se daban cuenta de mi aumento, me decían que tenía que volver a mi peso, que estaba obligada a mantenerlo por un año y que si no era así, me estarían checando constantemente”.